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Félix Martínez
Compartiendo el tono y el artículo de Jordi Soler Los creyentes (EL PAÍS, 4 de noviembre), me gustaría dirimir con sano escepticismo algunas de sus afirmaciones. El año pasado el Consejo de Europa pidió a los gobiernos “medidas razonables” para reducir la exposición a los campos electromagnéticos. Unos días después, la OMS hablaba del teléfono móvil como “posible” agente cancerígeno y eventual generador de glíomas, por lo que pedía profundizar en el estudio sobre posibles derivaciones a largo plazo, y mientras tanto, reducir la exposición. Estas instituciones son igual de importantes que las que dicen lo contrario (Comisión Europea, en el caso de los móviles). Por lo que me parece esencial que el principio de precaución sea tenido en cuenta para regular asuntos que el tiempo discernirá. Recordar que el amianto durante décadas fue un mineral aplicable consentido por la autoridad.
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