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Marlene ya no tacha los días en el calendario ni resta los meses del año. Ella mide el tiempo en cursos: el de informática, el de peluquería, el de peluquería para caballeros, el de auxiliar de comunicación telefónica, el de Marketing y Atención al cliente, el de páginas web, y vuelta a empezar. "No te sé decir cuánto tiempo llevo. Ya una va confundiendo las cosas".
Esta imponente venezolana repasa los 14 años que lleva en España. Todo ha sido esperar, y así se ha colocado en los 54. Su melena rubia leonina se mueve al compás de sus sentencias: "¿Para qué alargan los años de jubilación si cuando tenemos más de 45 ya nadie nos quiere? A mí no me importa que la retrasen hasta los 67, si pudiera trabajar hasta esa edad sería magnífico, pero muchas personas no hemos tenido la oportunidad de tener un trabajo estable y estamos buscando otros caminos".
A su lado, María Elena observa y asiente ante cada sentencia. Esta ecuatoriana de pelo azabache matiza que su apellido, Córdova, se escribe "con be chiquita"; chiquita como ella, que mira desde abajo la marca del metro y medio y habla con las manos entrelazadas en el regazo. "La situación en España no es como yo pensaba. Al menos en Ecuador, aunque tuviera sueldos bajos, conseguía empleo. Aquí ni con salarios bajos ni nada. Me siento totalmente marginada. Siento que no soy nadie por venir de otro país y por la edad". Tiene 50 años y lleva dos viviendo en Madrid, donde su marido hizo la reagrupación para traérsela a ella y a sus cinco hijos.
Marlene y María Elena son dos de las mujeres que participan en el programa 'Puentes hacia el Empleo' de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid. Parados de larga duración con más de 45 años y mujeres: ellas encarnan todos los requisitos de uno de los colectivos más afectados por el desempleo en España desde que comenzó la crisis. "Aún existen 831.300 mujeres mayores de 45 años en paro, una cifra que se ha incrementado un 255% en los últimos 7 años", recoge el II Informe 'Mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral' de la Fundación Adecco, que se basa en los datos de la EPA de 2014. De ellas, el 73% sufre el paro de larga duración: un 57% supera los 24 meses y un 16% lleva entre 1 y 2 años.
Es cierto que en 2014 se registró el primer descenso en el número de desempleadas mayores de 45 años -21.600 menos-, pero desde la fundación advierten de que las dificultades a las que se enfrenta este colectivo "convierten su desempleo en una cuestión estructural, y no coyuntural".
Marlene ya no tacha los días en el calendario ni resta los meses del año. Ella mide el tiempo en cursos: el de informática, el de peluquería, el de peluquería para caballeros, el de auxiliar de comunicación telefónica, el de Marketing y Atención al cliente, el de páginas web, y vuelta a empezar. "No te sé decir cuánto tiempo llevo. Ya una va confundiendo las cosas".
Esta imponente venezolana repasa los 14 años que lleva en España. Todo ha sido esperar, y así se ha colocado en los 54. Su melena rubia leonina se mueve al compás de sus sentencias: "¿Para qué alargan los años de jubilación si cuando tenemos más de 45 ya nadie nos quiere? A mí no me importa que la retrasen hasta los 67, si pudiera trabajar hasta esa edad sería magnífico, pero muchas personas no hemos tenido la oportunidad de tener un trabajo estable y estamos buscando otros caminos".
A su lado, María Elena observa y asiente ante cada sentencia. Esta ecuatoriana de pelo azabache matiza que su apellido, Córdova, se escribe "con be chiquita"; chiquita como ella, que mira desde abajo la marca del metro y medio y habla con las manos entrelazadas en el regazo. "La situación en España no es como yo pensaba. Al menos en Ecuador, aunque tuviera sueldos bajos, conseguía empleo. Aquí ni con salarios bajos ni nada. Me siento totalmente marginada. Siento que no soy nadie por venir de otro país y por la edad". Tiene 50 años y lleva dos viviendo en Madrid, donde su marido hizo la reagrupación para traérsela a ella y a sus cinco hijos.
En 2014 se registró el primer descenso en el número de desempleadas mayores de 45 años: 21.600 menos
Marlene y María Elena son dos de las mujeres que participan en el programa 'Puentes hacia el Empleo' de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid. Parados de larga duración con más de 45 años y mujeres: ellas encarnan todos los requisitos de uno de los colectivos más afectados por el desempleo en España desde que comenzó la crisis. "Aún existen 831.300 mujeres mayores de 45 años en paro, una cifra que se ha incrementado un 255% en los últimos 7 años", recoge el II Informe 'Mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral' de la Fundación Adecco, que se basa en los datos de la EPA de 2014. De ellas, el 73% sufre el paro de larga duración: un 57% supera los 24 meses y un 16% lleva entre 1 y 2 años.
Es cierto que en 2014 se registró el primer descenso en el número de desempleadas mayores de 45 años -21.600 menos-, pero desde la fundación advierten de que las dificultades a las que se enfrenta este colectivo "convierten su desempleo en una cuestión estructural, y no coyuntural".
Puentes hacia el empleo
Cruz Roja y proyectos como 'Puentes hacia el Empleo' tratan de luchar contra esta realidad y contra sus efectos económicos y anímicos. "Nuestro objetivo es hacer que las personas tengan claro que van a conseguir trabajo y que lo consigan", explica Beatriz Baigorri del Río, una de las técnicas que participan en el programa. "Es un proyecto abierto para todo tipo de perfiles, aunque la media de las mujeres a las que atiendo tienen más de 50 años", explica Bety, como cariñosamente la llaman. "Muchas llevan dos, tres y cuatro años sin trabajar y sin ingresos y comparten las carencias a la hora de buscar empleo por internet".
El Plan de Empleo de la organización, vigente desde hace 14 años, les acerca al mercado laboral. Las tareas de apoyo emocional, empoderamiento y mejora de la autoestima se combinan con cursos de formación y capacitación profesional, así como con la sensibilización de las empresas.
Hasta ahora se habían centrado sólo en mujeres, pero la crisis no entiende de géneros y cada vez más hombres requieren de una intervención similar. Por eso en Cruz Roja de Madrid están preparando un proyecto similar con varones mayores de 45 años en situación de desempleo de larga duración. El Ayuntamiento de Madrid les ha galardonado por su innovación y les ha concedido una subvención de 10.000 euros, pero no son suficientes y requieren una cantidad algo mayor para que el programa con varones eche a andar definitivamente.
Calor humano
Si algo destacan Marlene y María Elena del proyecto del que forman parte es el calor humano que reciben. "Este es el único sitio en el que puedo decir que me escuchan y están pendientes de mí. Me siento apoyada como nunca", cuenta Marlene.
María Elena coincide con ella. "Me han hecho creer que todavía valgo, que soy una persona y no importan los años. Antes me decían que no pusiera mi edad en el currículum porque si la veían, no me iban a aceptar. En Cruz Roja me han hecho pensar que lo que importa soy yo como persona", comenta.
Antes se sentía Nada. En Ecuador, María Elena era propietaria de una panadería y llegó a Madrid pensando que su experiencia sería un aval suficiente, pero se equivocaba. Al principio buscó como dependienta en un despacho de pan y luego como ayudante; después tocó el rastreo de ofertas para limpiar y desempeñar tareas domésticas y, finalmente, el cuidado de mayores. "Ya le llamaremos, ya le llamaremos", le repetían al modo del "vuelva usted mañana" de Larra. Pero el teléfono nunca sonaba.
La rabia y la impotencia hablan a través de Marlene. "La oficina para el empleo no sirve. Hay una pila de empresas y academias buitre que ofrecen cursos y bolsas de empleo. Para eso sí te quieren, aunque tengas 60 años. Los cursos son muy buenos, pero la bolsa de empleo es mentira, desaparece cuando termina el curso". Su fotografía es de color crudo.
"En Cruz Roja se preocupan, te lo buscan. Saben perfectamente tus capacidades y tus condiciones y las tienen en cuenta. De verdad buscan prepararte para lo que demanda el mercado", continúa la venezolana.
De acuerdo con los datos de Adecco, los sectores en los que más suelen encajar las mujeres desempleadas mayores de 45 son la Hostelería y los Servicios y, dentro de ellos, en los puestos de camarera de piso (11,1%) y teleoperadora (5,7%). "Es de lo único para lo que me salen entrevistas", refrenda Marlene.
"Lo último que estoy intentando hacer es limpiar casas y atender a personas dependientes o mayores. En Cruz Roja ofrecen formación para desempeñar esta tarea y pienso que de esta sí que salgo yo con trabajo".
María Elena lo consiguió. Cuida desde hace un mes a una señora mayor, a quien quiere como si fuera su madre española. Sus ilusiones, sin embargo, permanecen intactas: "Me gustaría tener mi propio negocio y realizarme. Volver a tener nuestra panadería y trabajar en familia", dice.
"Yo querría algo de atención al público, aunque si pudiera ejercer mi carrera de informática también me encantaría. ¡No pido mucho y no tengo miedo!", grita Marlene a quien quiera escucharla, por aquello de volver a marcar los días en el calendario. |
