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Mientras los mandatarios de Alemania y Francia discuten en Milan a cuenta del presupuesto para la llamada garantía juvenil, un acuerdo para combatir el desempleo juvenil, los movimientos sociales europeos, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y grupos ecologistas, se movilizan este sábado contra la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, conocido en todo el continente por sus siglas en inglés: TTIP, un acuerdo que, de salir adelante, transformaría el mercado de Europa y Estados Unidos y que tendría efectos profundos sobre el empleo.
El sábado 11, decenas de ciudades del Estado español y 300 europeas están convocadas en una manifestación que incluye asimismo el rechazo a la práctica del fracking y a otros acuerdos comerciales que se están negociando actualmente: el CETA --acuerdo bilateral entre Canadá y la UE--, el TISA --Acuerdo sobre el Comercio de Servicios, que la UE tramita paralelamente con dos decenas de países, entre ellos EE UU, Australia, Japón, Australia, México y Canadá-- y la Agenda Corporativa de Libre Cambio.
Pero, ¿qué efecto tendrán estos acuerdos sobre el empleo? El secretario de Estado de Comercio español, Jaime García-Legaz, ha sido el más osado a la hora de lanzar una cifra. Según García-Legaz el TTIP "permitirá crear" 144.000 nuevos empleos en España. No obstante, los estudios serios sobre el tema estiman un desplazamiento de las fuerzas del trabajo que supondrá pérdida de empleos. El 22 de septiembre, John Hillary director de Campañas de la ONG War on Want publicaba un post, traducido al español por Zona Izquierda, acompañado de un documento de "caza de mitos del TTIP" en el que se calcula, en base a documentos con los que trabaja la propia UE, que, con un escenario cauto, se perderán un millón de empleos en Europa y Estados Unidos. En un escenario de riesgo la pérdida de empleos sobrepasaría, según publicó en marzo de 2013 el Centre for Economic Policy Research de Londres, think tank formado por agentes de la banca, la pérdida podría alcanzar los dos millones de empleos destruidos en ambos continentes.
El estudio, de marzo de 2013, que fue encargado por la Unión Europea, estimaba que entre un 0,2% y un 0,5% la población europea que se verá obligada a cambiar de sector y buscar otro trabajo. Esto, explica Tom Kucharz, afectará especialmente a aquellos sectores industriales que están en desventaja frente a EE UU: ganadería, producción de fertilizantes, equipos de transporte y el sector del metal, así como en los sectores primarios, como la madera y productos de papel, los servicios a empresas y de comunicación.
La Unión Europea "contestó" al documento del CEPR diciendo que las exportaciones supondrán un aumento de varios millones de puestos de trabajo, pero la Comisión ha reconocido la posibilidad de que la asociación provoque perjuicios "prolongados y considerables" para las personas trabajadoras en Europa, ya que, como explica Kucharz el tratado comercial "fomentará que las empresas se abastezcan de productos y servicios en Estados Unidos donde las normativas laborales son menos exigentes y los derechos sindicales simplemente no existen". No hay referencias tratándose de un acuerdo que afecta a muchos ámbitos de la vida, sin embargo, en su evaluación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado entre Canadá, EE UU y México, la propia CEPR habla sin ambages del "deterioro significativo en el mercado laboral" experimentado en México en los años de vigencia del acuerdo, incluso teniendo en cuenta la deficiencia en la medición del empleo en el país centroamericano.
El congreso italiano aprueba una nueva reforma laboral
Con un 11,5% de su población en paro, los principales países europeos siguen tomando medidas para "dinamizar" sus sectores productivos. El último país en adentrarse más por la vía de la competitividad --entendida desde la devaluación salarial-- ha sido Italia. El Congreso aprobó el 8 de octubre la reforma laboral impulsada por la socialdemocracia de Matteo Renzi, una Jobsact, que incluye un contrato de inserción con despido barato hasta los 30 años. Las protestas por esta ley se escucharon ayer en Milán, donde tiene lugar una Cumbre por el Empleo de los países europeos en el marco de la presidencia Italiana del Consejo Europeo de la UE.
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