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"Aquí la gente deja el trabajo si el jefe no es bueno"
 
09/02/2015
 
Iturburua: El CORREO
 
 

Diego Sainz. Business Process Owner en el Puerto de Nueva York
Se mudó hace una década a New Jersey con su mujer norteamericana y ahora tienen tres hijos y éxito profesional

iratxe gómez bringas.vascos de altos vuelos


A lo largo de la vida de cada uno suceden hechos incoherentes que con el paso del tiempo toman sentido. Un puzle que resolvió Diego Sainz unos años más tarde de afincarse en EE UU. «No entendía cómo encajar mi vida aquí. Quería ser médico y no me hubiera ido a ningún otro país. Pero me licencié como ingeniero industrial y unos años más tarde una empresa me llevó a Inglaterra. Aprendí muchas cosas, entre otras el inglés. En aquel momento no tenía sentido. Sin embargo, ahora entiendo que hay que tener valentía a la hora de tomar decisiones y saber fallar». Una década después, puede afirmar que el gran paso de mudarse a New Jersey ha dado sus frutos: una gran familia y dirigir todos los procesos en el Puerto de Nueva York para la costa este.

Quién le iba a decir a este vasco que se reencontraría con excompañeros del instituto en Nueva York. Algo ya habitual en su día a día. Y es que en 2005 no era tan normal como ahora emigrar y trabajar en otros países. De hecho, Sainz no se lo planteó nunca. Tras obtener la licenciatura de Ingeniería Industrial entró a formar parte de la plantilla de Ericsson. Pero al cerrar la empresa, le fichó una compañía de aluminios de Erandio para echar a andar un proyecto en Inglaterra. «Me fui como gerente. Fue una gran oportunidad», recuerda.

La situación económica de España empezaba a pintar mal. Y este vizcaíno, que conoció a su mujer en Euskadi, se trasladó con ella a Estados Unidos. «La familia de mi esposa nos apoyó mucho. Estaban encantados ya que daban por perdida a su hija», afirma con guasa. Al aterrizar al otro lado del ‘charco’ sentía que todo el mundo le miraba como «un inmigrante». Sin embargo, al poco de llegar, la economía norteamericana y todo el entramado del ‘business’ experimentaron un gran cambio. La crisis quedó atrás.

«Aquí antes sólo buscaban gente de éxito. Pero hubo un cambio en el modelo de empresa con todo Silicon Valley y hombres como Steve Jobs. En el software se empezó a rotar los productos, así que se necesitaba a gente que supiese hacer cosas, no que las pudiera planear. Es decir, en Estados Unidos tienes que estar preparado para la ‘guerra’ y saber reaccionar y aprender de los fracasos. El que triunfa ahora es el que tiene cintura para verlas venir», explica.

Desde su aterrizaje, Sainz ha cambiado mucho de trabajo. Algo que a los estadounidenses no les parece raro. «En España se traga con todo. Pero yo aquí no tolero a los malos jefes. La gente se va de los empleos si el líder no es bueno. Eso provoca que las empresas estén bien dirigidas porque si no se quedan sin empleados y no funcionan». El primer trabajo que aceptó este vizcaíno fue un poco por inercia. Y de lo primero que se dio cuenta es que el sueldo era mucho más alto que en España.

El modelo de trabajo varía mucho con respecto al nuestro. «Aquí existe gente que nunca ha ido a la escuela y crea su propio imperio». Una búsqueda que genera un gran vértigo. «Al llegar carecía de mi red de contactos y no había páginas salmón o de ofertas. Sinceramente, no sabía dónde buscar y me decían que mes la tendría que ingeniar». Los primeros años se decía a sí mismo que si salía de este atolladero tendría el éxito asegurado.

A la hora de enfrentarse a las entrevistas de trabajo también tuvo que cambiar su actitud. «No vas a pedir trabajo, sino a venderte. En el momento que encajas en esa cultura, lo haces en el mundo entero, y te sientes más poderosos al saber sacarte partido». Aún recuerda una entrevista en la que sacó a relucir todos sus cursos, y provocó las risas de los que tenía delante. «Nunca me han pedido el título de ingeniero. No hay ‘titulitis’, sólo te piden que hagas bien tu trabajo». Entre un puesto y otro, llegó al Puerto de Nueva York como ‘business process owner’ para analizar todos los procesos para generar más dinero. Es el responsable de la eficiencia en el mantenimiento de contenedores en toda la costa este.

«¿Dónde estoy?»

Su trabajo requiere mano izquierda. El liderazgo de ‘ordeno y mando’ ha dejado paso al líder que guía y educa a sus trabajadores. «Si no les convenzo de cómo hay que hacerlo, la culpa es mía. Llevo a la gente de la mano, pero sin tirar». Dirige a muchos empleados desde la distancia en un mercado como el farmacéutico o la bioingeniería que mueve mucho dinero y gente brillante. «Mientras, la gente con la que trato es la que trabaja duro en los contenedores cuando nieva y hace calor. Hay de todas las culturas y razas. Al venir también de fuera, sé conectar con ellos».

Hay muchas ocasiones en las que Sainz se pregunta dónde está. Porque cada estado requiere una fórmula de trabajo distinta. Y aconseja que donde más trabajo existe para ingenieros es en logística. Él tiene la suerte de ejercer su liderazgo desde casa. Al menos, la mayor parte del tiempo. Así puede pasar tiempo con su familia en New Jersey. Tiene tres niños: Naia de 7 años; Lia, de 4; y el benjamín Noah, de sólo un año. Les habla en español y canta en euskera para dormirles. «Siempre intento mantener mi cultura. Escribo un diario donde les explico de dónde vengo», admite con nostalgia.

Echa mucho de menos la vida social del País Vasco y en un futuro sueña con crear una empresa deslocalizada para gestionarla desde España. Sin embargo, es consciente de que hasta que llegue ese momento quiere crear un legado, construir un hogar y mantener a su familia. «Y para todo eso existen más posibilidades aquí que en España», se sincera.

 

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