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El problema del amianto ha pasado, oficialmente de cero a cien en apenas diez años años, pero según los expertos consultados todavía tiene un largo recorrido de enfermedades y muertes hasta 2023, año a partir del cual es previsible que los casos empiecen a remitir. Sin embargo las víctimas llevan cuarenta años sufriendo ese tipo de dolencias en un estado de abandono institucional, y arrastrando sus problemas por los juzgados para que se les reconozca, en el mejor de los casos, que se trata de una enfermedad profesional.
En ese contexto se ha presentado en el Parlamento el informe más ambicioso sobre el amianto de los que se conocía en Euskadi. El Institucio Vasco de Salud laboral Osalan, se lo presentó a los miembros de la ponencia parlamentaria que tiene que decidir sobre el futuro de un posible fondo de compensación antes de junio, e incorporar sus conclusiones a la Estrategia de Salud Laboral 2011-2014.
Euskadi ya está a la cabeza de las comunidades españolas a la hora de diseñar los instrumentos necesarios para que los afectados puedan mejorar su calidad de vida, y para que disfruten de fondos como para adaptar su vida a la nueva situación. Y todo ello gracias, sobre todo, al impulso, sindical.
El Parlamento está analizando en una ponencia la viabilidad de una vieja aspiración del colectivo de afectados —el primer fondo compensatorio de España— que ya funciona en países como Francia, Alemania, u Holanda.
Han tenido que producirse decenas de muertes para que las isntituciones vayan más allá del reconocimiento de la peligrosidad del producto y se hayan volcado con las víctimas.
Se estiman para Euskadi unas 33 asbestosis y 62 mesotieliomas al año
En España sólo de mesotelioma pulmonar han fallecido entre 1997 y 2001, 2.932 personas, de las que 300, lo han hecho en Euskadi, pero ni siquiera la mitad han logrado ver mínimamente resarcidas sus dolencias por indeminizaciones o recargos de prestaciónes. Oficialmente las cifras hablan de 159 muertos hasta la fecha.
Todo depende de una batalla judicial tan larga que la sentencia definitiva llega cuando el enfermo ha fallecido, y todo ello pese a que desde 1961 ya se reguló como enfermedad profesional alguna de las derivadas de extraer ese producto mineral, aunque fue en 1978 cuando se incorportaron otras derivadas de inhalar ese producto, y definitivamente en 2006 cuando se cerró la lista oficial con las enfermedades susceptibles de ser consideradas profesionales.
Pero es que en España una de las primeras sentencias condenatorias contra una empresa como responsable de la muerte de un trabajador por mesotelioma —uno de los cánceres directamente asociados al amianto— se produjo en 1997, cuando un juzgado condenó al principal fabricante de fibrocementos, Uralita, a pagar una indemnizacion millonaria.
El informe presentado por la directora de Osalan, Pilar Collantes, constata que en España se consumieron entre 1960 y 1995 un total de 2,6 millones de toneladas de amianto, el 30% memos que en Francia. Si en Francia hay uno 1.000 mesoteliomas año, en España de calculan 700, —el 30% menos— pese a que oficialmente entre 2002 y 2006 sólo han sido reconocidos entre 120 y 250 muertes al año. Según esos cálculos, se estiman para Euskadi unas 33 asbestosis y 62 casos de mesotieliomas anuales, el 16,7% de los de España.
Para el futuro, de 2009 a 2013 habrá 150 mesoteliomas, 234 de 2014 a 2018 y cerca de 400 de 2019 a 2023, el 10% en mujeres.
Los datos: España importó 2,6 millones de toneladas de amianto en el siglo XX. En Euskadi fallecieron entre 1977 y 2001 unas trescientas personas por mesotelioma, 2.932 en España. De 2009 a 2023 se estima que pueden darse otros 769 casos en Euskadi de mesoteliomas. De ahí que el coste del fondo se estime en 32 millones anuales. Los datos médicos, sin embargo, hablan de un problema mayor y cifran en 700 los casos anuales en España.
2.397 MILLONES PARA LOS FRANCESES
En 1884 los legisladores alemanes regularon el primer seguro de accidentes de trabajo. En España el derecho a cobrar una indemnización se estableció en 1936, pero no fue hasta 1997 cuando la empresa Uralita, la principal productora de fibrocementos fue condenada a pagar una indemnización por la muerte de un trabajador relacionada con el amianto.
Francia tiene el Fondo de Indemnización para las Víctimas del Amianto (FIVA), desde 2001, y es un organismo público con personalidad jurídica y que se financia con el 90% de los fondos de la Seguridad Social y el 10% el Estado. Sin embargo, en el caso de Francia las aportaciones a la Seguridad Social las hacen solidariamente todos los empresarios, hayan o no tenido nada que ver con el amianto, a través de los excedentes de sus mutuas de trabajo.
Desde su creación y hasta 2009 había indemnizado a los trabajadores afectados con todas las patologías derivadas del amianto, con un total de 2.397 millones de euros.
En ese mismo periodo se han producido 60.418 solicitudes. La mayor parte de las indemnizaciones se van para financiar los cáncer broncopulmonares, después para las enfermedades benignas ligadas al amianto, los mesoteliomas van en tercer lugar y después otras patologías.
El fondo belga se creó en 2006 y sólo financia los mesoteliomas y la asbestosis. El Estado pone diez millones de euros al año más las aportaciones solidarias de los empresarios a través de la Seguridad Social.
Hasta el 30 de marzo de 2010 han tratado 578 víctimas de mesotelioma y 443 de asbestosis. El fondo holandés se creó en 1995 y se perfeccionó en 2000. Si el afectado cobra del fondo renuncia a acciones legales, y solo indemniza a los afectados por mesotelioma.
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