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Un operario de la acería de Tubacex (Aceralava), en Amurrio, falleció durante su turno de trabajo en la noche del martes. Los compañeros, sorprendidos por el suceso, han convocado un paro de 24 horas para el próximo miércoles en recuerdo de Andrés, de 58 años, que deja mujer y un hijo. Al parecer, el empleado sufrió un ataque al corazón. En cualquier caso, las causas del fallecimiento no han sido aclaradas todavía.
Andrés no pasaba por su mejor momento. Hacía poco que le habían detectado unas placas pleurales en los pulmones -probablemente por exposición al amianto- y el cansancio y la dificultad para respirar derivadas de la dolencia le hacían muy duro el día a día. Según confirmó ayer a EL CORREO Comisiones Obreras, sindicato al que estaba afiliado, «estaba muy nervioso desde que un TAC encontró las placas».
Aunque llevaba 30 años en el mismo puesto, de un tiempo a esta parte terminaba la jornada completamente agotado. Eso no era normal y acudieron al médico. El lunes pasó el último de los reconocimiento en Oviedo, en el Instituto Nacional de Silicosis, la máxima autoridad nacional en enfermedades provocadas por el amianto. Fue su hijo el que le acompañó hasta la capital asturiana y estaban a la espera del diagnóstico para pedir que le encomendaran otra tarea en la fábrica, fuera de la acería, para no tener que respirar ese polvo. Comisiones subrayó que «sin querer relacionar esta muerte con la dolencia, no cabe ninguna duda de que son elementos negativos y que todos ellos han incidido para mal en la salud del trabajador».
La Asociación de Afectados por el Amianto de Euskadi desveló recientemente en el Parlamento de Vitoria que esta sustancia tóxica ha causado ya la muerte de 159 personas en la comunidad autónoma, cifra que aumentará en los próximos años porque todavía no se ha alcanzado el «pico» de incidencia. Del total de trabajadores expuestos a este producto cancerígeno, 1.471 están en activo en las mismas empresas, 1.645 siguen trabajando pero en otras compañías y 2.433 están jubilados, según los datos recogidos por el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales (Osalan).
Precisamente el pasado martes la directora de esta entidad pública, Pilar Collantes, defendió en la Cámara vasca la creación de un fondo de compensación ligado a la Seguridad Social para los afectados por amianto y estimó que harían falta 32 millones sólo para sufragar los casos registrados en Euskadi. Y es que el 16% de los cánceres por amianto que se registran en España se circunscriben a la comunidad autónoma vasca.
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