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La parálisis de la negociación colectiva sectorial que se vive en Euskadi -especialmente en Gipuzkoa- tras la entrada en vigor de la reforma laboral está ocasionando que muchas empresas que hasta el año pasado se regían por un convenio provincial estén optando por crear sus propios pactos de empresa con los que cubrir las condiciones laborales de sus trabajadores y mantener la paz en las fábricas. El Consejo de Relaciones Laborales (CRL) del País Vasco puso hace una semana cifras a una realidad que ya se iba constatando mes a mes. En Gipuzkoa se registraron el año pasado 48 pactos de empresa nuevos, cinco veces más que los nueve surgidos el año anterior. En contraposición, no se alumbró ningún nuevo convenio sectorial. En Euskadi, la cifra de nuevos convenios de empresa ascendió a 124, tres veces y media más que en 2012. En este caso sí se registraron nuevos convenios sectoriales, uno provincial en Álava (Temporeros) y dos de ámbito estatal (Industrias de agua de bebidas envasadas y Naturopatía).
Tras el fin de la vigencia el pasado 7 de julio de buena parte de los convenios provinciales que estaban sin actualizar, tanto el Gobierno Vasco como los agentes sociales (patronales y sindicatos), advirtieron del riesgo de desregulación de las condiciones de trabajo de decenas de miles de trabajadores y de la amenaza de un aumento de la conflictividad en las empresas si las partes no eran capaces de alcanzar acuerdos que permitiesen renovar los acuerdos sectoriales provinciales y, con ello, dar estabilidad a empresas y trabajadores.
Un entendimiento que no ha sido posible hasta la fecha y que no se vislumbra a corto plazo, dadas las diferencias abismales que existen entre unos sindicatos que se han marcado como objetivo impedir la aplicación de la nueva normativa laboral y unas asociaciones empresariales que no renuncian a utilizar los mecanismos que les confiere la nueva legislación. La conflictividad no ha llegado a los niveles que se temían dado que la amplia mayoría de las empresas ha optado por mantener las condiciones de sus trabajadores, a pesar de no tener la obligación legal de hacerlo en muchos casos. Pero el camino de la desregulación es más ancho cada día.
El 85,5%, sin convenio
Los números cantan. Según los datos del CRL correspondientes al cierre de 2013, el 85,5% de los trabajadores guipuzcoanos han iniciado 2014 sin un convenio que les ampare. Es decir, sin la cobertura legal que garantiza sus condiciones de trabajo. El resto, un 10% se rige por un convenio suscrito en 2013 y un 4,5% está bajo el paraguas de un convenio que viene de años anteriores. Gipuzkoa es, con diferencia, el territorio con más precariedad en este apartado. En Bizkaia el porcentaje de trabajadores sin convenio de referencia es del 62,8% y en Álava, del 58,4%.
Ante este panorama, muchas empresas han optado por dar por finiquitada la posibilidad de que llegue a renovarse su convenio provincial y han optado por crear su propio pacto de empresa. Un síntoma inicial del cambio profundo que se avecina en las relaciones laborales si patronales y sindicatos no le ponen remedio. Un nuevo paradigma que preocupa al Gobierno Vasco y a los sindicatos LAB, CC OO y UGT. Todos ellos coinciden en que la ausencia de convenios provinciales deja «en el desamparo» a centenares de miles de trabajadores de pequeñas empresas sin capacidad para negociar por sí mismos sus condiciones de trabajo y para los que el convenio provincial era el paraguas al que acogerse. ELA, en cambio, ha optado por fortalecer la negociación en las empresas al entender que tras la reforma laboral los convenios sectoriales no tienen la validez que tenían hasta ahora ya que la nueva ley permite a las empresas dejar de aplicarlo en caso de dificultades económicas.
Dos formas de entender la nueva realidad laboral que han separado aún más si cabe a CC OO y UGT de ELA, con LAB en término medio, discrepando de la deriva sindical de ELA pero sin distanciarse del sindicato mayoritario por sus afinidades en el terreno político.
Entretanto, al concluir 2013, había en Euskadi pendientes de renovación 556 convenios que afectaban a 349.769 trabajadores. De estos, la mayoría se mantiene en un limbo, mientras que 29.058 han iniciado el año con sus condiciones de trabajo referenciadas a un convenio estatal al haber decaído su homólogo provincial o su pacto de empresa. Un trasvase que, por norma general, supone un empeoramiento de las condiciones de trabajo. Históricamente, los convenios vascos contemplan salarios que oscilan entre un 20% y un 30% por encima de los estatales y menos horas de trabajo. Y dentro de los vascos, los guipuzcoanos son, en general, los más favorables para el trabajador.
Del lado opuesto, se mantenían en vigor 613 convenios que afectaban a 230.046 personas. En su informe, el CRL admite que a lo largo de 2013 la «gran mayoría» de los convenios negociados y registrados son del ámbito de la empresa. Por territorios, subraya que la negociación colectiva, «dentro de su reducido dinamismo, avanzó más en Bizkaia (renovaron su convenio el 34% de los trabajadores) y Álava (20%) que en Gipuzkoa», donde la representación de ELA y LAB es más mayoritaria (en torno al 75% entre ambos sindicatos) y donde apenas actualizaron sus condiciones de trabajo un 10% de los trabajadores.
Gipuzkoa, la menor subida
El CRL también pone de manifiesto que la ausencia de convenios afecta a los incrementos salariales medios. Así, la subida media pactada para 2014 en los convenios que siguen vigentes este año es del 0,87% en Euskadi. Y es mayor donde más convenios suscritos hay. Así, en Álava, el aumento medio es del 1,34%, en Bizkaia del 0,84% y en Gipuzkoa, donde menos convenios siguen vigentes, se queda en el 0,74%.
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