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Las dos únicas fábricas que Fagor Electrodomésticos mantenía activas este jueves, una en Bergara y otra en Eskoriatza, ambas en Gipuzkoa, echan el cierre este viernes. Se paraliza toda la producción. La práctica totalidad de los 5.642 trabajadores de la cooperativa, el emblema de la Corporación Mondragón (MCC), se queda sin empleo y desconoce cuál será su futuro laboral tras la decisión de Fagor, adoptada este pasado miércoles, de acogerse a un preconcurso de acreedores tras verse atrapada por una deuda multimillonaria.
Los directivos de la compañía comunicaron este jueves a los empleados que todo el esfuerzo se centrará a partir de ahora en “evitar la liquidación” y en buscar una solución a los trabajadores. Esta fue precisamente la consigna que el Gobierno vasco envió públicamente a los responsables de Fagor: la solución pasa por “una reestructuración ordenada” que permita salvar el máximo empleo posible. Esto es, “sálvase lo máximo posible”, aseguró un portavoz del Departamento vasco de Desarrollo Económico.
Al día siguiente de consumarse el crac de Fagor, los rectores de la firma de electrodomésticos celebraron en varios turnos reuniones con el conjunto de la plantilla para exponerles la crudeza de la situación económico-financiera y las gestiones para salvaguardar el mayor número de empleos. “Nos sentimos engañados”; “los responsables de esta situación son ahora los jefes de MCC y no dan la cara”; “tenemos miedo de quedarnos sin trabajo y además nos pidan como socios”. En estos términos se expresaban los cooperativistas más pesimistas al término de una de las reuniones. Caras serias y sentimientos de “impotencia y frustración”, reconocían las pocas personas que aceptaron hablar con los medios.
De los más de 5.500 trabajadores de Fagor Electrodomésticos, alrededor de 2.000 están repartidos en las cinco plantas que cuenta en Euskadi, de los que aproximadamente 1.700 son socios cooperativistas. Los 3.500 restantes se emplean en las ocho factorías distribuidas en Francia, Marruecos, Polonia y China—. La compañía, que ha admitido su insolvencia, se afana en dos frentes muy complejos: por un lado, la negociación con sus acreedores —el Gobierno vasco, los bancos y otros proveedores— para refinanciar la deuda y, por otro, el intento de reubicar a un número tan elevado de empleados.
Los afectados permanecen a la espera de que Fagor Electrodomésticos defina en un plan de viabilidad cuál va a ser la línea de negocio que quiere seguir en adelante, las plantas que deberán cerrar y los empleos sobrantes.
Cunde el desánimo y la preocupación entre los trabajadores al tomar conciencia de que ese excedente laboral va a ser “muy alto” y, sobre todo, por la posibilidad de que, en el peor de los desenlaces, aquellos que son cooperativistas tengan que hacer frente con su patrimonio a las deudas de la compañía. Los operarios que han cotizado a la Seguridad Social (unos 300 en Euskadi) podrán percibir la prestación de desempleo, mientras que los 1.700 socios que finalmente se queden en la calle deberán acogerse al sistema de cobertura propio que tiene la corporación mondragonesa. La compañía de seguros Lagun Aro se encargaría de asumir el pago del 80% de su salario durante dos años.
Además de facilitar la prejubilación a los mayores de 55 años, la dirección de MCC expuso su disposición a encontrar acomodo para el mayor número de cooperativistas de Fagor en otras empresas de la corporación. Todo está en el aire. Se creará una “oficina de empleo corporativa”, dotada con 50 millones de euros, para reforzar las unidades de promoción dentro del grupo y emprender cualquier iniciativa encaminada a generar nuevas actividades y puestos de trabajo, según informó el grupo cooperativo.
Los trabajadores han convocado este viernes al mediodía una manifestación en Mondragón en protesta por la situación de Fagor.
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